Besa mucho, deja que te bese, bésense, ese es el llamado a abordar; suaves caricias, manos que logran desnudarse lenta pero firmemente; allí las sillas del avión ya hacen parte de estos dos amantes. Despegan cuando se lamen, cuando se huelen, cuando reconocen ese instinto salvaje y animal que se disfruta plenamente.
El vuelo está en la copulación, cuando ambos cuerpos logran un orgasmo y digo un porque eso se vuelven un solo ser una sola alma. Así se repite y se repite las veces que quieran, el tiempo que deseen volar.
Y cuando ya ven la pista de aterrizaje, las montañas y los edificios de la ciudad les recuerdan que son dos seres que vuelven a la vida social y dejan por un tiempo más ese viaje que solo se da a plenitud cuando se concentran todos los sentidos en el disfrute del sexo.
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